Fumar es un hábito muy perjudicial para la salud. La ciencia y la medicina han demostrado una relación directa con enfermedades respiratorias y cardiovasculares, así como problemas relacionados con la piel.
En el ámbito podológico también existen evidencias de las consecuencias negativas que conlleva fumar. El consumo de tabaco es un factor de riesgo para la aparición de helomas en el pie.
La composición del tabaco y su afección para la piel
En el tabaco conviven más de 3.500 componentes de los que no todos se conocer. Los efectos tóxicos de muchas de estas sustancias presentes en este producto acaban afectando a la piel de manera directa o indirecta y una de las consecuencias a nivel podológico es la aparición de helomas, concretamente hiperqueratosis plantares recidivantes, IPKs por sus iniciales en inglés.
Las IPKs son callosidades que aparecen por el engrosamiento de la epidermis. Son lesiones pequeñas que se localizan bajo las cabezas metatarsianas, en la planta del pie bajo los dedos, y son muy dolorosas, pues esta zona soporta mucha fricción y presión. Si la enfermedad se agrava, el resultado puede ser la limitación al caminar y dolores muy acusados.
Los helomas de este tipo tienen su origen en problemas de carácter biomecánico, pero algunos indicios apuntan a que es posible que el efecto vasoconstrictor y la baja capacidad de transportar oxígeno en la sangre en las personas fumadoras podría llevar a que los tejidos periféricos no estuvieran bien irrigados, lo que tendría como consecuencia una posible atrofia del tejido subcutáneo y la inducción de las IPKs.
Por otra parte, personas fumadoras están más expuestas a episodios de sobrecarga mecánica, algo que acaba derivando en engrosamiento de la piel y en la formación de queratosis por la pérdida de elasticidad y flexibilidad.