El vitíligo es una enfermedad benigna de la piel que afecta a cualquier parte del cuerpo y se caracteriza por la aparición de manchas de extensión variable con bordes irregulares. Aparecen con mucha frecuencia en el cuello, la cara, las manos y los pies.
Esta patología afecta a hombres y mujeres, pero es más frecuente en ellas. Pueden padecerla hasta el 1% de la población. La causa de esta enfermedad es la destrucción de los melanocitos, las células que pigmentan la piel.
No se conoce con certeza por qué se produce este fenómeno, aunque se cree que puede ser una enfermedad autoinmune. El vitíligo se asocia también con otras enfermedades de causa autoinmune sí demostrada. Otra posible respuesta a esta enfermedad es el origen genético.
¿Cuáles son los síntomas del vitíligo?
La principal sintomatología es la aparición de manchas hipopigmentadas o acrónicas en las zonas afectadas. Es habitual que las lesiones se reproduzcan en áreas de la piel más expuestas al sol. Las manchas pueden extenderse o bien quedarse limitadas con el paso del tiempo. No existe ningún patrón que determine la aparición de estas lesiones, aunque sí se sabe que son planas, sin descamación e irregulares.
Estas manchas son más visibles en personas con piel oscura. Para detectar el vitíligo no es necesario ninguna prueba diagnóstica, aunque personas con piel clara se utiliza en ocasiones la lámpara de Wood para reconocer bien las lesiones.
¿Cómo tratar esta enfermedad dermatológica?
El vitíligo tiene afecciones estéticas principalmente, de modo que los tratamientos se dirigen principalmente a potenciar la pigmentación o a hacer menos visibles las zonas afectadas. Los fármacos con corticoides son efectivos, siempre que se combinen con terapia de radiación ultravioleta o fototerapia.
En los casos más graves se puede optar por despigmentar las zonas sanas, mientras que un tratamiento menos invasivo es utilizar cremas autobronceadores y maquillaje en las manchas y protector solar en las áreas sanas, para evitar el exceso de pigmentación.