La Navidad es tiempo de excesos, tanto de gasto económico como a nivel de alimentación. Las comilonas son constantes y esto tiene como resultado, inexorablemente, unos kilos de más cuando iniciamos la cuesta de enero.
Sin embargo, evitar esto es posible si mantenemos o reforzamos nuestros hábitos de alimentación saludable. No estamos hablando de renunciar a los postres navideños, los embutidos o alguna copa, sino llevar a cabo unas rutinas que inviten a poder disfrutar con moderación de los manjares típicos de esta época.
No saltarse comidas
Si pensamos que el mejor modo de evitar coger peso o poder responder ante una buena comilona es llegar con muchas horas de ayuno a ese momento, eso es un error, porque lo que vamos a conseguir es comer con mayor ansiedad y sufrir acidez estomacal.
No modificar las rutinas
Otra de las recomendaciones es intentar ajustarse a la dinámica habitual de alimentación. Si el resto del año hacemos tres o cuatro comidas al día, no es aconsejable sumar a estas citas algunas más, y mucho menos con productos altamente calóricos.
Comer de todo, pero con moderación
Otro punto clave. Es posible disfrutar de las fiestas y mantener nuestro organismo a raya. ¿Cómo conseguimos eso? Pues con moderación en el alcohol, optando por la fruta entre comidas e intentando optar siempre por alimentos caseros en lugar de industriales. Dile no a las salas industriales o prepara tú mismo los postres.
No abandonar el ejercicio físico
Es cierto, la actividad física no entra dentro de los hábitos de alimentación saludable, pero sí está entre las prácticas recomendadas para ganar en salud. Si el resto del año mantienes una rutina estable de ejercicios, en las fiestas navideñas hay que seguir manteniéndola.
No es necesario “matarse” en el gimnasio, sino continuar con un estilo de vida activo en el que haya espacio para caminar, hacer alguna actividad aeróbica o practicar alguna modalidad deportiva de manera periódica.