El embarazo es una etapa de continuos cambios en el cuerpo de la mujer. Si el embarazo se produce en verano, los pies de las embarazadas pueden hincharse y provocar molestias al caminar e incluso dificultad para utilizar un calzado adecuado.
El calor, unido a los problemas circulatorios y la retención de líquidos son las principales causas que provocan el aumento de volumen y la hinchazón de los pies. Para evitar o reducir esa hinchazón, aquí os mostramos algunos consejos:
Pasear para mejorar la circulación
Caminar por la playa es perfecto para mejorar la salud de los pies. Es recomendable andar por la arena mojada de la orilla, mojarse los pies para activar la circulación y acabar andando por la arena seca que masajear los pies y ayuda a tonificar glúteos y muslos.
Controlar el peso
Esta recomendación es vital siempre, pero en mayor medida cuando una mujer está en estado de gestación.
Un tercer consejo es evitar el sedentarismo, con el mismo fin de activar la circulación. No obstante, tampoco es buena opción estar mucho tiempo de pie, pues las piernas tienen que descansar, y para ello es muy útil usar una almohada, pues con los pies en alto mejoran la circulación.
Es importante alcanzar un equilibrio. En la jornada laboral se debe intentar no pasar mucho tiempo sentada y dar pequeños paseos cada dos horas.
Ejercicio físico de manera periódica
Continuando con esta idea de llevar un estilo de vida activa, realizar ejercicio moderado diariamente favorece la circulación sanguínea reduciendo la hinchazón en los pies.
El calor es uno de los grandes causantes del aumento de volumen de modo que es importante evitar las exposiciones durante mucho tiempo continuado al sol, en las horas centrales del día. El organismo debe mantenerse siempre fresco, por lo que hay que hidratarlo continuamente.
Para hidratar los pies existen en el mercado cremas hidratantes específicas que pueden usarse a diario. Es recomendable guardar las cremas e un lugar fresco y seco o bien optar por cremas de efecto frío que activan la circulación.
Las grietas son otra consecuencia de la mala circulación. Para evitarlas hay que eliminar las durezas yendo de manera periódica al podólogo y exfoliando un par de veces a la semana con una lima o una piedra pómez. Por último, al finalizar el día siempre que sea posible hay que masajear los pies y someterlos a baños de contraste o chorros fríos.
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